Hubo un tiempo en que la prensa dedicada al deporte era imparcial. Es más, ¡hasta era crítica con el poder! Lo digo por los más jóvenes, que no habrán conocido otra que ésta que ahora campa a sus anchas por estudios y redacciones repartiendo bendiciones a quienes dirigen a los clubes de fútbol a la bancarrota.
Durante la última semana se ha puesto de manifiesto lo que digo.