Sí se pudo. Contra los más pesimistas tras el paso atrás del empate contra el Málaga, el Atlético de Madrid sacó su casta para voltear una situación que se antojaba dramática. En diez minutos, diez, poco más de un cigarrillo o una caña en el bar, se habían caído dos de los mejores guerreros del Cholo Simeone y Alexis Sánchez, en el derechazo de su vida, habían puesto al equipo rojiblanco contra las cuerdas.