forzaatleti

Como cada semana, he estado pendiente de la actualidad del Atleti pensando el tema del artículo semanal y con dificultades para elegir el que me resultaba más interesante. El equipo, pese a los últimos resultados en Liga, está bien. El partido del Barça fue competido, a excepción de la primera parte. La superioridad y carácter mostrado en la eliminatoria de la Europa League. Todo bien. Pese a vivir siempre entre el drama y la euforia parece que hemos encontrado el equilibrio, y el motivo por el que los aficionados se sienten orgulloso de su equipo.

Hace unos días, descubrí que el Diablo puede adoptar cualquier forma y cometer cualquier acto de maldad si basa sus creencias en una información equivocada. La forma que eligió fue la de un familiar, que periódico en mano se dirigió a mí para constatar un hecho como irrefutable simplemente porque lo decía el periódico. Ante tal acontecimiento impío, procuré darle mi visión cargado de argumentos. Hubo silencio, reflexión, tensión y finalmente, una pregunta al aire: ¿cuál es la verdad?

Estar muy cerca de alguien bipolar puede volverte loco, frío o verte arrastrado por ese estado, convirtiéndote en otro eslabón más de la felicidad y la tragedia en un segundo. El Atleti, este Atleti, es así.
Hace tan solo cuatro partidos vivíamos del dedo virtual acusador contra Gil Marín, de las lamentaciones y del hastío. En un sector del estadio se buscaba nombres para desearles la muerte, en otro se pedía con rabia y silencio la cabeza de aquel que dirige de forma torcida, y el resto sacudía de su pechera cáscaras, pensando en que el único cambio posible era la calabaza por el girasol.

Leo con enviada insana algunas informaciones sobre la protesta que peñas y grupos de aficionados del Real Zaragoza organizarán esta tarde media hora antes del partido que les enfrentará al Getafe. La parroquia zaragocista está harta de las mentiras y los continuos engaños que Agapito Iglesias, cuya gestión ha llevado al histórico club aragonés a vivir, probablemente, el peor momento de su octogenaria historia.
Los aficionados maños se han unido para obligar a Iglesias a abandonar el Zaragoza.

El exilio es el estado de encontrarse lejos del lugar natural y puede ser forzoso o voluntario. Para un atlético, su lugar natural es el Vicente Calderón y hay quienes sufren el exilio por motivos forzosos, como protestar con señales de humo muy cerca del palco; o voluntario, como los miles que dijeron un «no con mi dinero».

Muchos creen que cuando uno está en el exilio desaparece, pero nada más lejos de la realidad.

Por tercer día consecutivo la red social twitter ha sido un clamor. Tras dos días consecutivos siendo trending topic en España, hoy se ha logrado que el hashtag AtletisinGil haya sido tendencia mundial durante una hora y media, al menos. Es difícil encontrar un caso similar como éste: que un numeroso grupo de personas se haya puesto de acuerdo durante tres días y haya logrado encaramar a lo más alto de lo que se habla en twitter un mismo tema.

Ahora que todo el mundo habla y opina al respecto les confesaré una cosa: no tengo ni idea de economía. Y sin embargo, hablaré de la economía del Atlético de Madrid. No lo haré con datos en la mano, ni con el conocimiento de las cuentas del club. Lo voy a hacer desde las impresiones que tiene un observador del día a día de las noticias de la actualidad del club.

Olvídemosnos, por unos momentos de que Gil y Cerezo son dueños ilegítimos del club.