Entradas publicadas en la categoría ‘Liga’

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El irreductible Kun Agüero

Cada vez se hace más difícil escribir algo coherente y entretenido sobre los partidos del Atleti. El equipo ha entrado en una dinámica de mal juego de la cual no va a salir en los cuatro partidos que restan de temporada. El partido con el que nos han obsequiado hoy nuestros chicos ha sido de nuevo, horripilante, aburrido y tremendamente malo.He visto a los jugadores con una gran desconfianza en sus posibilidades. Antes de recibir el balón ya están pensando en quitárselo de encima lo más rápidamente posible.

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S.O.S. fútbol

Saltaron los jugadores del Atleti al césped con una camiseta que decía: «S.O.S. agua» en una semana en que, efectivamente, el agua se convirtió en el tema de conversación principal en todas las tertulias políticas y sociales. Se supone que reclamaban agua para todo el que la necesite, lo cual como principio, está estupendamente.

No puede ir al campo y eso hizo que me diera cuenta de esto, porque desde mi localidad no se ven este tipo de mensajes. Así que se me ha ocurrido que los señores futbolistas rojiblancos nos paguen a los aficionados una camiseta que ponga «S.O.S. fútbol» y nos la pongamos el próximo partido.

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La hora de la verdad

El Atleti disputó hoy un mal partido de fútbol. Eso no es noticia, ya que raro ha sido el partido en el que se ha conseguido un nivel futbolístico aceptable. Mejor en la segunda parte que en la primera, en la que el Valladolid ha podido marcar en varias ocasiones. Sólo los fallos de los contrarios y algún que otro acierto de los nuestros han evitado que nos fuéramos perdiendo por un par de goles al descanso.

Santana saltó al césped en la reanudación, y siendo justos, le dio el equilibro al equipo que no tuvimos en la primera parte. Entonces el Atleti se sintió más cómodo y controló, más o menos el partido. De ocasiones, ni hablamos.

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Un juego de niños

Ayer el Club Atlético de Madrid celebró el día del niño. Y los futbolistas quisieron contribuir de una forma decisiva a que este día fuera inolvidable para ellos. Y ¡vaya si lo consiguieron! Marcar dos goles en cinco minutos, que te empaten el partido en los siguientes cinco, otros tres goles más y dos jugadores expulsados en lo que quedaba de primera parte, sólo está al alcance del actual Atlético de Madrid.

Los niños se lo pasarían en grande, alguno se creerá que todos los días es así, goles y goles y más goles. Y los padres, ¡ay! los padres ¡cómo les van a quitar la ilusión!

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La lógica del fútbol

El fútbol es un juego. Y, por tanto, está sometido al azar, la suerte y las circunstancias. Que un equipo peor gane a otro mejor no es anormal. Es más, ocurre con cierta frecuencia. A nadie puede extrañar que en determinadas competiciones, sobre todo las de eliminatoria, se produzca una sorpresa de este tipo.

Pero como todo en la vida, si en el fútbol se hacen las cosas con criterio, seriedad y profesionalidad, lo normal es que un equipo bueno obtenga mejores resultados que uno malo y cuando se enfrentan, el bueno gane al no que no lo es tanto. Y eso fue lo que pasó anoche.

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Por narices

Gran alegría la que nos dio ayer el Atleti. Por la importancia del partido, por lo inesperado. Hace tiempo que el Atleti no ganaba un partido de esos de los que tienes que ganar si queremos estar arriba, si jugar la Copa de Europa no sea un acontecimiento, sino una costumbre.

Y lo hizo por táctica, por técnica, por fútbol y por narices. Las del Kun Agüero, que ayer se las partieron.

Una imagen que resume la entrega de todos los futbolistas en general, que salieron mentalizados para ganar un partido, y lo hicieron. ¡Ay, si fuera así todos los partidos!

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Chiquilicuatro o la casualidad frente a la causalidad

El domingo pasado casualmente estuve viendo por la mañana la repetición del programa de televisión que iba a elegir a nuestro representante en el festival de Eurovisión. El programa, presentado por la incombustible Rafaela Carra, consistía en las actuaciones una tras otra de grupos musicales que se presentaban anhelando el estrellato y la fama a través de la televisión. Ni que decir tiene que cada canción que presentaban era peor que la anterior y así el programa avanzaba decadentemente hasta que saltó al escenario un tal Chikilicuatre.