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El día después

Luis Atletico Bayern Munich

Nada nuevo contaría si explicase lo que pasó ayer, porque la explicación es tan compleja pero tan simple que todo se reduce a «lo que diga el Cholo».

Porque si el Cholo dice que hay que presionar, jugadores y grada presiona. Si dice que hay que estar atrás y desplegar el mayor espectáculo de ayudas defensivas que jamás he visto, pues se defiende mientras la grada pita.

Y así, se construye la confianza en los mitos, cuando un general se gana la de su ejército para morir por sus decisiones. Yo he visto eso antes.

Lo hizo nuestro 8 de todos los tiempos cuando ganamos la Eurocopa, y cuando ganamos al Madrid en aquella final de Futre y Schuster: «Venga, chiquitos, háganme caso. Hoy es el día, hoy es su día. La oportunidad que han estado esperando. Es el Madrid, que tantos años nos ha dado por el culo, y es su casa. Créanme, que yo sé de esto«. Y sabía de esto.

Y ayer, con el mosaico del estadio enseñando a toda Europa el legado de nuestro Luis, le eché de menos y deseé ser una persona de fe para que pudiese vernos desde el tercer anfiteatro, o desde donde de verdad creo que estuvo, sentando al lado del Cholo. Porque su vida estaba sobre el césped, incluido el escudo que no permitía que pisaran.

Así pues, todas las piezas van encajando. Y Luis estuvo en el estadio, mientras Simeone continúa su legado dirigiendo a tipos como Raúl García, que solo pensaba en abrazar y gritar a Adrián para decirle «¡joder, te lo dije Adri, que la ibas a romper!». Líderes que confían en sí mismos y que saben de esto.

Pero el fútbol es sentimiento, y de eso los atléticos sabemos mucho. Ayer miles de historias se contaron y mandaron, y los que nacimos con Schwarzenbeck recibimos señales inconfundibles.

Al terminar el encuentro, de todos los mensajes que recibí, hubo uno especial. El de la persona que me descubrió esta pasión. Era mi primo, recordándome la leyenda de Celtic Park: «José, cómo me acuerdo de hace 40 años el 0-0 contra el Celtic de Glasgow. Esa épica me ató a este equipo y estoy volviendo a sentir esa magia. Me acuerdo de Luis, Alberto, Eusebio, Gárate, Ayala, Heredia, Becerra, salcedo, Capón, Reina. Forza Atleti».

40 años no es nada. Media vida. 3 partidos. Un sueño. Un ejemplo para todos. Un puzle perfecto. Un esfuerzo innegociable.

Hoy miles de rojiblancos escriben páginas de una historia que nos debe media vida. He vuelto a creer. Hoy, como mi primo Ángel hace más de 40 años, miles de niños se han atado a este equipo para siempre.

Hoy, 10 de abril de 2014, atado y emocionado, que nadie me diga que no se puede.

Foto: marca.com

Atlético de la vieja escuela. Un gol de rubio, una falta de Landáburu y el espíritu de Arteche. Los videojuegos mi profesión. El cine, modelismo y humor canalla mi pasión