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El puto maravilloso viaje del cholismo

¡Qué bien lo entendió Jesús Gil en 1987! De un plumazo se cargó la esencia del Atlético de Madrid cuando despidió a Landáburu, a Quique Setién y a Arteche. Fue la primera irregularidad cometida por el fallecido presidente. No le importó, puesto que los réditos obtenidos por semejante atropello compensaron su derrota en los tribunales. Los atléticos creímos que elegíamos entre Gil o la desaparición del Atleti, cuando Gil era la desaparición misma. Entonces, empezó el declive.

El Atlético de Madrid ha estado perdido porque renegó, o le obligaron a renegar, de sus principios. Las Copas del Rey de los inicios de los 90 y el doblete fueron buenos momentos, pero duraron poco porque no estaban sustentados en los valores que nos diferencian de los demás.

Hemos tenido que esperar a que llegara Simeone, 25 años después, para que alguien tuviera la energía, el valor, el liderazgo y el conocimiento para destruir para siempre el gilismo. Gil seguirá gobernando el Atlético de Madrid, pero ya nada volverá a ser lo mismo.

Quienes crean que el cholismo es garra, intensidad y pelea, se lo están perdiendo. Quienes crean que el cholismo es fútbol, habrán dado un gran avance, pero también se lo pierden.

Volver a los orígenes del Atleti era la solución a los problemas. Por eso, no importa conseguir o no los objetivos que todos deseamos. Lo mejor del cholismo es el puto maravilloso viaje a la esencia de los valores rojiblancos que estamos haciendo.

Foto de Simeone en San Mamés: Club Atlético de Madrid

Del Atleti por principios. Y hasta el final.

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