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El Atleti es insaciable

Raul Garcia y Diego Costa celebran un gol del Atletico

Liga
Jornada 5

Valladolid Valladolid 0

Atlético Atlético 2

Valladolid: Mariño, Rukavina, Jesús Rueda, Peña, Bergdich, Lluis Sastre, Fausto Rossi, Ebert (Alcatraz, 83'), Rama, Omar (Osorio, 57'), Javi Guerra (Manucho, 74')

Atlético: Courtois, Manquillo, Miranda, Godín, Filipe Luis, Gabi, Mario Suárez, Raúl García (Rodríguez, 76'), Koke (Léo Baptistão, 84'), Diego Costa, Villa (Arda Turan, 58')

Goles Goles

0-1 Raúl García (56')
0-2 Diego Costa (72')

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El mejor del partido El mejor del partido

Koke

Koke

España Madrid

08-01-1992

  • Partidos 631
  • Goles 47
  • Asistencias 105
  • Tarjetas Amarillas 113
  • Tarjetas Rojas 2
Manquillo

Manquillo

España Madrid

05-05-1994

  • Partidos 17
  • Goles 0
  • Asistencias 2
  • Tarjetas Amarillas 2
  • Tarjetas Rojas 0

Unas veces con el bulldozer. Otras con la piqueta. El Atlético de Madrid siempre acaba por derribar el muro. El Valladolid fue un rival incómodo, el más rebelde de todos, si exceptuamos al FC Barcelona, a los que se ha enfrentado en estos ocho partidos. Tuvo paciencia al principio y encontró su oportunidad en la segunda parte para llevarse el partido con comodidad. El Atleti es una máquina de ganar perfecta e insaciable.

Tiendo a pensar que es una táctica diseñada. La continuidad de los esfuerzos a los que han de someterse los futbolistas impide comenzar todos los partidos de forma arrolladora. El Atleti jugó la primera media hora con un ritmo cansino, sin chispa, dejándose llevar. Era una trampa. El conjunto vallisoletano acabó perdiendo la fe en la victoria por la solidez del juego colchonero. Cuando esto ocurrió, los rojiblancos sacaron sus mejores armas, incrementaron el ritmo de juego y asestaron dos golpes letales y definitivos para el conseguir el triunfo final.

El Atlético basa su juego en la contundencia de la línea de zagueros. La confianza en su capacidad defensiva le proporciona tal seguridad que no se impacienta porque el equipo rival le robe la pelota, le domine el centro del campo y lance ataques con frecuencia. El paso del tiempo termina por jugar a su favor. Sabe que encontrará las oportunidades y que no necesitará muchas para marcar goles.

El plan de juego es uno, las variantes son numerosas. Por eso es muy difícil ganar al Atleti, por eso es muy probable que gane. Una vez que la defensa ha hecho su trabajo, desmantelado el juego del oponente, el centro del campo pasa a la acción. Mario y Gabi se encargan de ir conquistando el terreno metro a metro. La dinámica del partido cambia. El rival ya está acorralado, no hay escapatoria.

Koke entra es escena. Todos los balones pasan por él, empieza a adivinarse el gol. Éste termina llegando en dos ocasiones por dos asistencias maravillosas. Una, en una pelota bombeada desde la banda izquierda, para que Raúl García marque un gol con mucha cabeza. En la segunda el balón va raso, al hueco por el centro de la defensa, para que Diego Costa bata a Mariño.

Partido finiquitado. Sólo falta que pase el tiempo. Ahorrar esfuerzos. El objetivo se ha cumplido.

Se puede discutir la brillantez del juego, pero las estadísticas del Atleti de Simeone son incontestables. A saber: ayer superó las cuatro victorias consecutivas que se obtuvieron en las cuatro primeras jornadas de la temporada 95/96. Es la primera vez en toda su historia que gana cinco partidos consecutivos lejos del Vicente Calderón. Iguala su mejor marca de todos los tiempos: quince partidos sin perder fuera de casa.

En el plano individual, Simeone sumó su victoria número 60 e iguala las del mítico Helenio Herrera. Para conseguirlas, Simeone ha necesitado 95 partidos, Helenio Herrera, 120.

Diego Pablo Simeone está forjando un Atlético de Madrid legendario. No, no me he vuelto loco.

Del Atleti por principios. Y hasta el final.

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