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Hemos asistido a un nuevo episodio de la historia interminable de los derbis madrileños. En éste, con sesión doble por la eliminatoria copera, el Atlético de Madrid salió vencedor, como ocurre bastante a menudo en los últimos tiempos. Y lo ha hecho ante un Real Madrid plagado de estrellas, anteriormente galácticos, confeccionado como suele ser costumbre en Florentino Pérez fichando cada verano al futbolista más mediático. No asumo ningún riesgo si escribo que el Atlético ha recuperado para el fútbol español la pasión y la emoción de los derbis que se perdieron durante 17 larguísimos años.

Se invocó al espíritu de las grandes remontadas. El del Real Madrid del miedo escénico. El del Madrid capaz de lo imposible. La prensa madridista oficialista, es decir casi toda, puso en marcha su poderosa maquinaria para que el equipo blanco eliminara al Atlético de Madrid y así, poder tener una nueva edición de un Barça – Real Madrid.

Pero la caverna mediática no puede saltar al césped.

Hoy será o ha sido, depende de cuando leas este artículo, presentado Fernando Torres como nuevo jugador del Atlético de Madrid. Tiempo habrá para ver cómo se desarrolla esta segunda etapa de Torres como jugador rojiblanco. De momento, toca disfrutar de este gran ambiente que está generando su vuelta. Ya se ha dicho y a nadie se le escapa que Torres vuelve a un Atleti muy diferente del que dejó. La transformación que ha tenido el club en el apartado deportivo en estos últimos cinco años ha sido tan maravillosa como brillante e increíble.

Todo acabó en una nefasta noche. La afición tragó el cebo que le pusieron desde la prensa. Mejor perder para que el Real Madrid no ganara la Liga. Desde las gradas del Calderón se jalearon los goles del Barcelona. El Atleti, abandonado por todos, tocaba fondo con una vergonzante derrota ante la mirada complaciente de los suyos. Entonces, cuentan algunas personas cercanas a Fernando Torres, fue cuando decidió marcharse. Este Atleti no era el que le había contado su abuelo. Este Atleti no era el que había soñado, no era el club del que se había enamorado.

Anoche, el Chelsea FC hizo público un acuerdo con el Milan AC para el préstamo de Fernando Torres por las dos próximas campañas. Aún no es oficial porque falta que pase el reconocimiento médico con los milanistas, pero si no ocurre nada raro, Torres vestirá la camiseta rojinegra a partir de hoy.

Se ha hablado bastante durante todo el verano, como en otros anteriores, de la posibilidad de que Torres volviera al Atlético de Madrid.

Durante estos días se ha especulado con la vuelta de Torres. Entre los rumores y las mentiras habituales del periodismo que se apoya en la cantidad de seguidores de una red social para garantizar los siguientes pasos de un fichaje, me he encontrado con una gran cantidad de opiniones sobre el que yo pensaba era nuestro ex jugador más querido. Y tal vez no lo sea tanto.
Así pues, apoyándome en uno de mis poemas de cabecera (Antonio Machado y sus Proverbios y Cantares) intentaré explicar los sentimientos contradictorios que me genera el niño que se ha hecho un hombre.

En la presentación de la nueva Quiniela le preguntaron a Enrique Cerezo sobre la posible vuelta de Tiago, a lo que aquél respondió: «El arrepentimiento hay que hacerlo a tiempo». Lo que todo el mundo interpretó como que Tiago no tenía ninguna posibilidad de pudiera llegar a un acuerdo con el Atlético de Madrid. A las pocas horas la cuenta oficial de twitter del club anunciaba el compromiso que habían alcanzado para los dos próximos años.