Durante años la estrategia diseñada por Gil Marín y Cerezo fue la de convencer al personal de que nada podía hacerse para cambiar la situación deportiva del Atlético de Madrid debido a que la paupérrima situación económica impedía que el club pudiera fichar a los jugadores y al entrenador necesarios para sacar al equipo de la gravísima situación deportiva en la que se encontraba. Claro, nada decían de quiénes eran los responsables de que el club tuviera las arcas más vacías que el estómago de Carpanta.