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El último tren de Diego Costa

Muchos no se sorprenderán del buen rendimiento que está ofreciendo Diego Costa en estas primeras semanas de competición.  En una delantera que parecía consagrada por los siglos de los siglos, el bajo rendimiento de Adrián le ha abierto al brasileño una rendija por la que ha sabido colarse como una lagartija.

Y es que al asturiano no le ha sentado un verano con tantas emociones. En plena resaca post título europeo le llegó el merecido premio del debut internacional, el esperado fiasco de no ir a la Eurocopa, los rumores sobre un futuro lejos del Manzanares y el batacazo final de unos Juegos Olímpicos que, sin embargo, a otros como Koke le ha sentado de maravilla.

Pero Diego Costa conoce de sobra el alto precio al que está el kilo de oportunidades en el Atlético de Madrid. Lo sabe por experiencia propia, porque tantas veces como se levantó volvió a caerse. Y a levantarse. Y así sucesivamente en un bucle infinito que parece eterno pese a que el bueno de Diego Costa apenas cumplirá 24 años el próximo 7 de octubre.

Fue dejando cal y arena a partes iguales en Celta y Albacete. Tan pronto como regateaba a medio equipo rival y marcaba un tanto de bandera, un cruce de cables le llevaba a golpear a un rival y ser expulsado. Parecía abocado a esa típica figura del futbolista que pudo ser y no fue por una cabeza bien amueblada.

Y cada verano, la misma cantinela. Le tocó perder una batalla de extracomunitarios ante Salvio en la temporada 2009/10 que le impidió levantar su primer título como rojiblanco. Un verano más tarde y con la experiencia de una temporada entera en el Valladolid, el desenlace del duelo fue exactamente el contrario y Diego Costa peleó lo que pudo ante Forlán y Agüero, leyenda viva, mal que le pese a alguno, de la centenaria historia del Atlético de Madrid.

El mal final de uruguayo y argentino y el buen hacer de Costa parecían, por fin, darle esa oportunidad. El peso del legado de sus propios excompañeros y el de otros grandes delanteros recientes como Hasselbaink, Torres o Vieri parecían una losa demasiado pesada para un desgarbado futbolista con apariencia de tropezar cada vez que el balón llega a sus botas. Pero en esta ocasión tampoco pudo ser y el sueño se frustró de la manera más cruel, con una grave lesión de rodilla que le tuvo media temporada apartado.

Pero Diego Costa aún tenía otra media temporada para demostrar, al otro lado del Manzanares, en Vallecas, que quería volver a intentarlo. Seis meses antológicos en el Rayo, con salvación in extremis incluida para sellar un obligado billete de vuelta para volver a opositar por un puesto en la plantilla.

Ahora, con la madurez que le aporta haberse llevado tantos sinsabores en tan poco tiempo, disfruta de su oportunidad. Lo hace jugando a ese fútbol anárquico y que en ocasiones tanto desespera al espectador del Calderón, cayendo a banda, luchando todos los balones, asistiendo a sus compañeros y provocando penaltis para que el Tigre Falcao siga engordando sus henchidas estadísticas como goleador rojiblanco. Porque, esta vez sí, y parece definitiva, Diego Costa ha venido para quedarse.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (4)

  1. Estoy convencido de que Costa tiene siete vidas, como los gatos. Ha estado dentro y fuera sucesivamente y siempre ha vuelto por unas circunstancias u otras.

    Creo que Costa es un jugador muy aprovechable. En este inicio de temporada está siendo muy importante. Ahora con la lesión de Falcao y el bajo estado de forma de Adrián ¿quién jugaría de titular si él no estuviera?

    Saludos, amigo.

  2. Sinceramente no creo que Diego Costa pueda ser el tercer delantero del Atlético de Madrid, si no que debería de ser el segundo. Tiene una garra y coraje que aunque a veces lo lleve a cometer infracciones es digna de admiración por el público del Manzanares. Además este jugador a sufrido una enorme mejora técnicamente hablando.

    Saludos.

  3. Lo peor es que por mucho que bien que realice su trabajo, siempre tendrá ese san benito que escuche el otro día de «Paquete» que tanto me saca de quicio, siempre pienso que la memoria en el fútbol es muy fragil, nadie recuerda el año que se lesiono Forlán como el brasileño saco las castañas del fuego en Pamplona por ejemplo.

    Es un delantero diferente y eso es bueno, ninguno de los tres atacantes es igual en sus formas y eso le encanta al Cholo, que el año pasado se tuvo que «conformar» con tan sólo dos delanteros.

    • Estoy totalmente de acuerdo. Ofrece otras posiblidades diferentes a Falcao y Adrián, por eso, para mí ha sido un acierto, o una suerte, vaya usted a saber, que se haya quedado esta temporada en el Atleti.