1

Valor añadido

Liga
Jornada 32

Atlético Atlético 1

Villarreal Villarreal 0

Atlético: Courtois, Juanfran, Alderweireld, Godín, Filipe Luis, Mario Suárez, Koke, Rodríguez (Tiago, 56'), Diego (Sosa, 69'), Raúl García, Villa (Adrián, 60')

Villarreal: Asenjo, Mario, Gabriel, Pantic, Jokic, Soriano, Joan Román (Aquino, 63'), Trigueros (J. Pereira, 68'), Tomás Pina, Cani (Moi Gómez, 81'), Perbet

Goles Goles

1-0 Raúl García (14')

Ver ficha del partido

Raúl García

Raúl García

España Pamplona

11-07-1986

  • Partidos 329
  • Goles 45
  • Asistencias 17
  • Tarjetas Amarillas 89
  • Tarjetas Rojas 3

En un mundo tan competitivo como este en el que vivimos, las personas, las organizaciones y las empresas deben buscar aquello que les distingue de los demás. Encontrar un valor añadido que aporte algo distinto a los potenciales clientes y que marque las distancias con la competencia puede suponer cruzar o no la línea que separa el éxito del fracaso.

Mediada la segunda parte cuando el equipo seguía viendo la vida pasar y con media liga en juego, Simeone vio la necesidad de darle un empujón a sus jugadores desde la banda. Levantó la cabeza y moviendo los brazos arriba y abajo giró en redondo jaleando al público para que comenzara a animar y darles a los suyos el aliento que necesitaban para los minutos finales. Fue la mejor jugada del partido, la definitiva, el valor añadido que necesitaba el Atleti en ese momento.

No hubo runrún en la grada porque Simeone lo evitó con su actuación. Comienza en la grada cuando la cosa va torcida y se transmite sibilinamente al césped y puede hacer peligrar el resultado de un encuentro con el resultado tan corto como el que campeaba en el marcador.

Resultó un partido vulgar. De pijama y orinal. Monotemático, monocrómico y monorrítmico. Una verdadera prueba de resistencia para los castigados corazones de la hinchada rojiblanca.

Ni una sola de las cualidades que distinguen este Atlético de Madrid apareció en ningún momento. Así que el Atleti sufrió. Simeone entregó la titularidad a Diego, a Rodríguez y a Villa, ¡qué remedio! Ninguno de ellos dio ese paso al frente que todos esperamos, pero que nunca termina por llegar. Nada aportaron, prueba de ello fue que los tres salieron camino de los vestuarios antes de tiempo.

Los cambios tampoco cambiaron la dinámica de juego. El Atleti entró en una espiral de errores y nerviosismo infundados, puesto que el Villarreal solo exhibía fuegos de artificio ante la portería de Courtois. Eso sí, supo navegar por el partido con oficio manejando los tiempos y las situaciones como un equipo canchero, en el mejor sentido del término, experto en mil batallas. Es la costumbre ganadora, vital a estas alturas de campeonato y que hace que puedan ganarse partidos de este pelaje tan áspero como el de hoy.

Del Atleti por principios. Y hasta el final.