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El socio del Barça vota, al del Atleti lo botan

Ayer, los socios del FC Barcelona tuvieron la oportunidad de decidir, mediante una votación, si querían o no la remodelación del Camp Nou. El resultado según la web oficial del club fue: 27.161 votos afirmativos, 9.589 negativos y 751 en blanco. Lo que quiere decir que el 72,3 % de los socios que votaron lo hicieron a favor del proyecto.

27.161 votos afirmativos sobre un total de 118.594 de socios con derecho a voto representa el 22,9% del total. Podría discutirse si es una cifra suficientemente significativa como para tomar una decisión de ese calibre, ya que el presupuesto del proyecto asciende a 600 millones de euros, 420 de los cuales, corresponden a las obras del Camp Nou. Sin embargo, esto nos llevaría a un debate amplísimo y mucho más sesudo del que pretendo. Ahora bien, ahí está el dato para su reflexión.

Como colofón a esta primera parte del artículo les dejo este interesante artículo que leí es Sphera Sports.

Siempre he dicho, en los varios artículos que he escrito al respecto del nuevo estadio del Atlético de Madrid, que uno de los mayores atropellos de todo este embrollado asunto es que el abonado atlético no ha podido manifestar su opinión sobre si quiere o no un cambio de estadio- ver punto 4 de este artículo: Una peineta a esta Peineta.

Si todo sigue el curso previsto por Gil Marín los aficionados atléticos abandonaremos el Vicente Calderón y nos marcharemos al nuevo estadio sin que se nos haya permitido expresarnos. Dicho de otra manera, nos obliga a hacer el traslado.

Es una cuestión de democracia y, también, de estrategia. El club lo dirige Gil Marín, pero quien va a acudir al nuevo estadio o quedarse en su casa o en el bar de la esquina será el aficionado. Entra en el terreno de las hipótesis que la hinchada atlética acudirá en masa al nuevo estadio. Se supone que así será, pero ¿y si no lo hace? ¿y si el nuevo estadio registra entradas similares a las actuales del Vicente Calderón: 50.000 de media, siendo generoso? Esta cifra, que da la sensación de un Calderón a reventar, en el nuevo supondrá un 70% del aforo.

Sigo pensando que la construcción de un nuevo estadio, ubicado en la otra punta de la ciudad y sin un plan económico claro y fiable es un error mayúsculo. Error económico, error social y atropello democrático por no consultar la opinión de la afición. Algo que sí pudo hacer ayer el soci del Barça, pero que no puede hacer el abonado del Atlético de Madrid. Una perversión más de Gil Marín y de la Ley de las Sociedades Anónimas Deportivas.

Del Atleti por principios. Y hasta el final.

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