El fútbol del Atlético de Madrid ha cambiado. Ya no agasaja a sus rivales con una concatenación de regalos y oportunidades. Se ha transmutado a un fútbol de bayoneta calada y estrategia napoleónica que convierte en una condena los noventa minutos de un partido contra los rojiblancos. Ya no es el hazmerrerír que provoca la risa contagiosa que provoca ver un grande venido a menos o a muy poco y eso no gusta a la prensa adepta al régimen bipolar del fútbol español.