El lamentable arbitraje de anoche de Ramírez Domínguez es sólo un detalle más del desastre organizativo en el que está sumido el fútbol español. Los árbitros son humanos y se entiende que puedan equivocarse, lo que ya no se entiende tanto es que durante un partido siempre se equivoquen en contra del mismo equipo y que lo hagan de forma tan descarada.