Íbamos la mayoría de los aficionados al estadio con el hacha desenterrada para cortarle la cabeza a Javier Aguirre, dicho todo esto en sentido figurado, que se me entienda, por favor. 40.000 hachas, una sola cabeza, difícilmente iba a salir Aguirre con ella sobre los hombros. Vamos, ni en helicóptero.