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«Piensa más un hambriento que 100 abogados». Con esta, quizás no muy afortunada frase, se expresa como los seres humanos hacemos de la necesidad virtud. Cuando nos aprieta alguna circunstancia extraordinaria somos capaces de sobreponernos a ella y superarla utilizando recursos que ni siquiera podíamos imaginar que tuviéramos.
Desde hace varios años en España se cerró el grifo del crédito bancario para muchas empresas y particulares.

El partido transcurría sin ton ni son. Sólo algún ¡uy! y unos cuantos ¡ay! hacían olvidar a la afición por unos instantes, el calor pegajoso que atizaba la grada. El partido, que dominó el Atleti durante la mayor parte del tiempo, se iba enredando a medida que pasaban los minutos cuando Elías entró en el partido. Nadie podía imaginar que jugaría, ni mucho menos que la liaría. Pero, la realidad fue que el Oporto no quiso que el brasileño entrara en el fichaje de Falcao y se quedó en Madrid.

Un país con más de 200 millones de habitantes, casi un continene con sonido a bossa nova y chicas de Ipanema; sabor a café y caipirinha y el fútbol como religión. Brasil es el país de Pelé, Zico, Garrincha, el «Doctor» Sócrates y la cuna de ídolos rojiblancos como el gran Luiz Pereira, Leivinha, Juninho o el inolvidable Alemâo, entre otros. Como no podía ser de otra manera, allí también, el Atlético de Madrid tiene seguidores: AtletiMadridBR es una peña de atléticos en Brasil y en ForzaAtleti hemos conversado con uno de sus jóvenes fundadores: Axel Míguez.

Visitaba el Levante el Vicente Calderón con la mira puesta en Europa gracias a su magnífica segunda vuelta y una racha de 9 partidos invicto. En la otra esquina, se encontraba un Atlético plagado de bajas sin Tiago, Reyes ni Koke, que también traía su buena racha: una sola derrota en los últimos 9 partidos […]

Agapito Maestre se levantó el domingo de Resurreción con la intención de ir al fútbol. Durante los días anteriores había tenido unos días de vacaciones que le habían servido para liberarse de la rutina diaria del trabajo. De lo único que no podía desconectar Agapito es de su Atlético de Madrid. A medida que pasaban las horas sentía más pereza de coger el coche y lanzarse por la carretera rumbo al Calderón. La mediocre temporada rojiblanca, las múltiples bajas en el centro del campo y la escasa repercusión que iba a tener la protesta programada contra la directiva eran razones más que suficientes para quedarse en casita, disfrutando o cabreándose con el partido con una cervecita, o quien sabe si con un ron con limón.

El Atlético sigue su caída libre particular tras empatar ayer en el Coliseo Alfonso Pérez contra el Getafe. No se mereció ganar, tampoco el Getafe. El partido fue aburrido, sin intensidad y lleno de imprecisiones, uno de esos partidos en los que te arrepientes de haber pagado por verlo, ya sea en televisión o en el propio estadio. Esas dos horas de tu vida las podrías haber aprovechado para hacer algo más interesante como, por ejemplo, leer un libro sobre el ciclo reproductivo de las amebas. Por decir algo.

Escribir sobre un partido de fútbol donde no ha habido fútbol se hace extremadamente complicado. Cómo contar una jugada donde no ha habido jugadas, disparos a puerta donde ningún equipo lanzó a portería. Tensión y emoción donde no ha habido nada más que parones en el juego, faltas, enrededos, balones divididos y todo aquello que se les ocurra y que está en lo patrones del antifútbol. En definitiva, no hubo partido fútbol que merezca ese nombre.