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El Atlético de Madrid está sumando puntos, y poco, muy poco a poco va escalando puestos en la clasificación de la Liga. Miren, que si al final, la temporada se termina arreglando! Hay ciertos tópicos en el fútbol que son realmente ciertos, lo que pasa es que se abusa tanto de ellos que al final dejan de ser efectivos.

Como una tía buena sin una pizca de inteligencia, como una cerveza sin alcohol
Como un cigarrilo sin nicotina, como una Semana Santa sin Domingo de Resurrección
Como un domigo sin fútbol, como un 11 de marzo sin minuto de silencio en el Calderón
Como la Literatura Española sin Delibes, como un amanecer sin sol.

En vista de la mediocridad se ha instalado definitivamente en el fútbol español y de que Madrid y Barcelona están por encima del resto, como demuestra que cada año baten sus propios registros, el Atlético tenía ayer la oportunidad de empezar a creer que es posible llegar más arriba en la clasificación.

Os confieso que la primera vez que oí, al final de la semana pasada aquello de que una ciclogénesis explosiva iba a atravesar la península ibérica durante el fin de semana lo primero que hice fue refugiarme debajo de la mesa del comedor. Transcurrido un tiempo, pude reaccionar, al enterarme de que éste era el nombre científico que se le daba a lo que comúmente se conocía como tormenta perfecta. Me quedé más tranquilo, puesto que ya había visto la película, prescindible por cierto, de George Cloney. Al menos, ya tenía una idea de en qué consistía la ciclogénesis de marras.

Decían varios periodistas de los que suelen acompañar al Atlético de Madrid que no percibían en el ambiente de los jugadores rojiblancos un entusiasmo extraordinario para superar la eliminatoria. Quique pareció darles la razón al alinear únicamente a Agüero en ataque. Pero, el desarrollo del partido vino a contadecir tanto la percepción de los periodistas como la supuesta intención con la alineación del entrenador.

El fútbol es ante todo un juego. Profesionalizado, que mueve pasiones, que genera millones de euros. Por el que se disfruta o llora en aceras contrarias, pero próximas. Al fútbol se le dedican numerosas páginas de periódicos, bytes y bytes de información en páginas de internet; horas de radio y televisión y de tertulias en los bares y en las reuniones de amigos en las peluquerías y hasta en las pescaderías, si me apuráis.

Todo el mundo en el club había dicho durante los días previos al partido de anoche que el Atleti debería llegar en esta competición lo más lejos posible. No era suficiente con haber llegado a la final de La Copa del Rey. Quique se tomó en serio estos comentarios y lo demostró en la alineación.