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Venía el BM. Atlético de Madrid calentando el partido toda la semana, desde la vuelta de los internacionales, dándole una importancia al partido que parecía difícil de explicar. Enfrente este domingo teníamos al Globalcaja Ciudad Encantada, dirigido por una de las leyendas de este país cainita que nunca ha sabido reconocer los méritos de los que empezaron desde abajo. Un hombre que cogió al club de su localidad, y lo llevó desde la primera división (lo que sería la 2ªB del fútbol) a ser Campeón de Europa

Si a usted le vale para disfrutar que el Atlético de Madrid gane, estará satisfecho. Si usted le pide al fútbol y a nuestro equipo un poco de juego y de espectáculo, habrá terminado de ver el partido con gesto de indiferencia. Se califica el fútbol como un deporte maravilloso, emocionante y espectacular y demasiadas veces no se ve ninguna de estas tres cualidades sobre un terreno de juego. Ése fue el caso del partido de ayer.

Si usted es un ser vivo contemporáneo que vive en el siglo XXI y se considera aficionado al Atlético de Madrid debe ya saber a estas alturas que no existe. No está. No cuenta. Las encuestas no están hechas para usted. El mundo no está pavimentado para que usted deambule por donde desee sino que existe un espacio confinado y discreto en el que tímidamente podrá desperezarse a la hora establecida para ello. Es, en el mejor de los casos, una anomalía cuando no una figura de atrezzo.