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Este domingo hemos asistido a uno de esos encuentros que acaban quedando en el recuerdo de los aficionados. Por varios motivos. Primero, porque hemos pasado la eliminatoria (creo que casi todo el mundo, y yo el primero, lo veía más negro que el dobladillo de Darth Vader), segundo por la vuelta, y por todo lo alto, del capitán JJ Hombrados, y tercero, y casi lo más importante, porque se ha sabido sufrir, se ha aguantado el tipo y se ha respondido como equipo a todas las adversidades. Y ahí es dónde creo que se ha cimentado la victoria en suelo berlinés.

El filial rojiblanco jugaba en el campo del colista, con la ilusión de conseguir otra victoria que le dejase vivir tranquilo una semana más. Aunque el partido se disputase en casa del último, el Santa Ana, las cosas no salieron como se esperaba. Lo único que pudo sacar el Atlético de Madrid C fue un empate (2-2) que no le vale a ninguno de los dos equipos, ya que deja a los colchoneros a tres puntos del descenso.

El mejor entrenador del año, seleccionador nacional de España es un hombre bueno. Amigo de sus amigos y enemigo deportivo de sus rivales. De todos es sabido que al seleccionador no le gusta el Atlético. Será que recordará la rivalidad eterna con de su Real Madrid con nuestro Atleti. Una cuestión, la de la enemistad atlética de Del Bosque que me llena de orgullo, por cierto.
En los últimos años no había habido ningún jugador atlético que con los méritos suficientes para ir a la selección de manera indiscutible.