Ahora que surgen las primeras voces discrepantes con el técnico rojiblanco a raíz de un mes de febrero sin victorias en Liga culminada con derrota ante el FC Barcelona, se hacen claras las dos tendencias, siempre tirando a la exageración que como afición nos caracteriza: los que echan las campanas al vuelo se ven campeones sin bajar del autobús cada pretemporada y viven un constante cuento de la lechera por un lado, frente a los que todo les parece mal al primer traspiés, los que devorarían entrenadores como si fueran Jesús Gil y Gil