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El Atlético sigue su caída libre particular tras empatar ayer en el Coliseo Alfonso Pérez contra el Getafe. No se mereció ganar, tampoco el Getafe. El partido fue aburrido, sin intensidad y lleno de imprecisiones, uno de esos partidos en los que te arrepientes de haber pagado por verlo, ya sea en televisión o en el propio estadio. Esas dos horas de tu vida las podrías haber aprovechado para hacer algo más interesante como, por ejemplo, leer un libro sobre el ciclo reproductivo de las amebas. Por decir algo.

Escribir sobre un partido de fútbol donde no ha habido fútbol se hace extremadamente complicado. Cómo contar una jugada donde no ha habido jugadas, disparos a puerta donde ningún equipo lanzó a portería. Tensión y emoción donde no ha habido nada más que parones en el juego, faltas, enrededos, balones divididos y todo aquello que se les ocurra y que está en lo patrones del antifútbol. En definitiva, no hubo partido fútbol que merezca ese nombre.

La afición atlética aprovechó la tarde primaveral para abarrotar de nuevo el Templo Colchonero. La temperatura, muy agradable, invitaba a ponerse la camiseta rojiblanca por encima de otras prendas. Algunos se atrevían, incluso con la manga corta. Mucho rojo y blanco en las camisetas y en las bufandas. También algo de verde y oro.

Los partidos entre el Atlético y el Sevilla siempre son partidos cargados de tensión, partidos declarados de alto riesgo por la Federación en los que una victoria vale más que 3 puntos. En este partido en concreto la victoria valía siete u ocho puntos. Dos equipos que empezaron fuertes y se han ido desinflando con el paso de las jornadas y que ahora se ven envueltos en una lucha por alcanzar la séptima plaza que da derecho a jugar la próxima edición de la Europa League.

Si Pitarch fuera honrado con su profesión debería haber dimitido hace mucho tiempo de su cargo en el Atlético de Madrid. Como no lo es, apelo a su vergüenza torera y le pido que lo haga hoy. Mejor ahora que dentro de unos minutos. Lo mejor es que hubiera dimitido ayer, un segundo después de ver la alineación que su entrenador sacó en el partido contra el Zaragoza.

Llegaba el Atlético a La Romareda con todos los fantasmas detrás y todo apuntando a una nueva derrota. Para empezar, el Atlético no ganaba en Zaragoza desde hacía más de 5 años, desde el 21 de enero de 2006, cuando venció por 0-2 con goles de Torres y Maxi. A eso había que sumarle las 5 derrotas consecutivas que el Atleti llevaba encima, en las que tan sólo había conseguido anotar 1 gol, el de Reyes la semana pasada.

Me cuenta un amgio mío que un amigo suyo lleva una época padeciendo insmonio. Le confesó que uno de los motivos de tan desagradable y dañino trastorno es el Atleti. Imaginarse al Kun de blanco, o reflexionar sobre la última racha de derrotas de su amado club no contribuye a tener el sosiego necesario para conciliar el sueño. Tampoco ayuda leer las declaraciones de nuestro capitán de hace unas semanas ni las del entrenador prediciendo otra larga travesía por el desierto de títulos y glorias deportivas.