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Por fin la grada del Calderón y la afición en general pudo celebrar una victoria de su querido equipo. No creáis que no se sufrió. Todo lo contrario. Pero más que la victoria hoy quiero celebrar la aparición de un futbolista de menos de 18 años que dio una lección de valentía, profesionalidad y tranquilidad a sus queridos compañeros.

Hasta los cojones del Gobierno que nos sube los impuestos, hasta los cojones de los 400 chupópteros que se han ido a Copenhague por el morro con la excusa de Madrid 2016, hasta los cojones de los indocumentados, hasta los cojones de los que quieren engañarnos todos los días, hasta los cojones de trabajar, hasta los cojones de que los vikingos se rían de nosotros, hasta los cojones de pagar impuestos para financiar las tv públicas que luego no dan los partidos del Atlético y hasta los cojones de que el Atleti no gane un partido en un mes. He dicho.

Hoy tengo ganas de darle unos cuantos palitos a las televisiones públicas que compraron con nuestros impuestos, por una jugosa cantidad de dinero a la UEFA, los derechos de retransmisión de la Liga de Campeones. Si alguien pensaba que con nuestro dinero, por fin, la competición europea de fútbol más importante, llegaría hasta nuestros hogares sin tener que pagar ni un euro estaba equivocado. Equivocado porque sí que nos cuesta, bastante más de uno, por cierto.

Por fin la grada del Calderón y la afición en general pudo celebrar una victoria de su querido equipo. No creáis que no se sufrió. Todo lo contrario. Pero más que la victoria hoy quiero celebrar la aparición de un futbolista de menos de 18 años que dio una lección de valentía, profesionalidad y tranquilidad a sus queridos compañeros.

Imagínate que de repente un buen día te levantas millonario. Y como buen atlético piensas dedicar una parte de tu fortuna al Atlético de Madrid. De repente decides que vas a comprar las acciones del club a Gil Marín y Cerezo. Acto seguido te diriges a las oficinas del club y les haces una oferta […]

Qué difícil es tratar de escribir sobre un partido de fútbol en el que tu equipo ha perdido de forma estrepitosa desde el minuto 1. O como dice Abel, desde antes de salir. No puede ser casualidad que en muchos partidos, sobre todo contra los mejores, empecemos perdiendo cuando sólo han pasado unos segundos. Abel lo llama falta de tensión, cuando quiere decir profesionalidad, porque no me jodan, salir sin tensión contra los vikingos, o contra los culés, es bastante incomprensible.

Tras unas semanas sin poder escribir debido al tiempo que me ha ocupado el trabajo retomo el blog. Y lo hago en un momento complicado por los resultados, por el mal ambiente entre la afición, por la oscura perspectiva que parece se nos presenta la temporada que acaba de comenzar. En medio de una zozobra a la cual, lamentablemente, estamos acostumbrados los atléticos. Sin embargo, quiero escribir este artículo para tratar de presentar alguna esperanza que nos haga levantar el ánimo.