Viajó el Atleti a Oporto con el zurrón lleno de merecidos elogios después del gran partido, exhibición me atrevería a escribir, en el Bernabéu. Ya se los había merecido antes, pero ganar a uno de los equipos más importantes del mundo en su casa da mucho caché, sobre todo para aquéllos ajenos al sentimiento atlético. El halago debilita, dicen los sabios y aunque los profesionales quieran aislarse supongo que será muy difícil abstraerse a todo el ambiente provocado durante estos días.