3

Ni placenta ni placento

Lo siento mucho, pero yo no creo en la necesidad de forzar a Diego Costa en Lisboa. Mis conocimientos médicos son tan básicos que me limito a saber que, después de un exceso de Gin Tonics, toca ración de Ibuprofeno. No juzgaré aquí los atributos médicos de la famosa placenta de yegua (en varios medios he leído de caballo y no termino de ver a viriles ejemplares herederos de Rocinante pariendo a tiernos potrillos), pero me hacen desconfiar. Y mucho. Los servicios de la doctora milagro, esa Marijana Kovacevic en la que se encomienda parte de la afición atlética, jamás los contrataría para recuperar al delantero estrella.

A todos nos desgarró el corazón ver las lágrimas de Diego Costa en el Camp Nou, no era algo nuevo pues, en el mismo escenario, solo unas semanas antes, había recaído de una primera lesión de la que, tras más de un mes, sigue sin recuperarse. Esa es la realidad única y verdadera: Diego Costa NO está recuperado de una lesión que requiere un delicado tratamiento para ser curada. Entendería un recurso a la desesperada para una lesión grave que tuviera al jugador un largo periodo apartado de los terrenos de juego, pero una rotura muscular –pese a que algunos hablan de que solo es una acumulación de contracturas-, no debe ser tratada tan a la ligera en cuestión de días, prácticamente de horas.

No untaría la placenta equina a Diego Costa, por otra parte, por la clase de jugador que es. En el caso de que las manos mágicas de la doctora recuperasen al delantero al 70%, no elegiría al jugador para la gran final. Aceptaría a un Gabi al 70%, a un Miranda o, incluso, a un David Villa, pero la explosividad del de Lagarto le convierten, como ya se vio en dos ocasiones, en un candidato ideal para las recaídas si no se encuentra a pleno rendimiento. La explosividad de su juego, su gran virtud, no va de la mano de la mesura necesaria para evitar disgustos, más aún teniendo en cuenta que lleva semanas sin entrenar a un ritmo normal, sino forzando.

Renunciaría, con todo el dolor de mi corazón, a Diego Costa por un tercer motivo: el partido es una final, ¡y qué final! Un choque donde los jugadores que llegan como toros acaban derrumbados con calambres es el caldo de cultivo ideal para que los tocados acaben por romperse. Una rotura definitiva del jugador como la de los octavos de Champions, como la de Liga, obligaría a Simeone a realizar un cambio prematuro. En una final, un cambio se convierte en una bala decisiva para enderezar el rumbo en caso de resultado adverso o para reubicar piezas para mantener firme al equipo. Demasiado regalo para el rival jugar con el riesgo de disputar una final a únicamente dos cambios.

Me reservo un último argumento para el final, para mí el más importante. Si algo ha llevado al Atlético de Madrid a ser envidiado por el planeta fútbol ha sido sus enormes virtudes como grupo. No es discutible que la temporada de Diego Costa ha sido antológica a todos los niveles, pero ni aún con todos sus goles y su juego, se puede encomendar un objetivo tan importante a una sola persona. Sería injusto valorar tan positivamente al equipo por encima de las individualidades si en la fecha decisiva, la que podría poner al Atlético de Madrid en la cúspide del continente después de 40 años, se renunciase a los principios básicos. Al fin y al cabo, en aquella cita tampoco estuvieron Panadero Díaz o Ratón Ayala y el título se acarició con la yema de los dedos.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.
Comentarios (2)
Trackbacks (1)

Comentarios (2)

  1. Ni tampoco Javo Irureta amigo…

  2. NO jugara y lo sabemos todos, solo es ruido y mas ruido para tenernos a todos entretenidos y dejar tranquilos a los verdaderos protagonistas, los 11 espartanos que se dejaran de nuevo una vez mas el alma en el empeño.
    Los 11 que salgan deben salir al 100% sino perderemos parte de nuestra esencia el grupo, el equipo, el bloque.
    Ya lo han demostrado esta temporada que incluso sin nuestros mejores jugadores son simpre competitivos.
    Cholo lo sabe y asi sera.