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El arte del más difícil todavía

simeone

El Atlético de Madrid se enfrenta, un año más, al reto de igualar los complicados resultados del curso anterior. En los casi tres años que lleva Diego Pablo Simeone en el banquillo rojiblanco, el técnico ha acostumbrado a la afición a hacer de lo imposible pura rutina. Cuando tomó las riendas en pleno coqueteo con el descenso y la plantilla ya hecha, dio dos títulos continentales. Después borró de un plumazo una maldición que se antojaba eterna ante el eterno rival y en territorio hostil, una Copa del Rey con un alto valor simbólico. El techo parecía alcanzado, pero quedaba la, hasta ahora, traca final: el derrocamiento de la Liga bipolar y una suave caricia al máximo cetro europeo.

Una vez más, como en el juego del Jenga, al bloque de Simeone le sacan bloques de madera y su objetivo consiste en mantenerlo en pie. Para ello se ha realizado una millonaria inversión sin precedentes en la historia reciente del club. Un esfuerzo económico que, aunque ha  generado dudas en algunas operaciones, parece haber terminado por agradar a cuerpo técnico y grada. Menos calidad individual, pero más bloque y la sensación de que, si respetan las lesiones y las piezas acaban ensamblando, habrá diversión en el Vicente Calderón.

Bajo palos, la sombra de Thibaut Courtois será alargada. Sería totalmente comprensible que ni Moyá ni Oblak pudiesen llenar su hueco, pero de momento sorprende que gane la batalla el mallorquín, quien parecía destinado al banquillo con buenas actuaciones y mayor seguridad de la esperada.  Tanto o más difícil resulta la responsabilidad de heredar el peso de Filipe Luis. Siqueira y Ansaldi suponen una dupla sin claro favorito pero que refuerza el puesto en caso de que uno de los dos no esté.

La sala de máquinas permanece prácticamente intacta, a excepción del retorno de Saúl. Si sabe ser paciente y tomar nota del máster que supone compartir entrenos y vestuario con Gabi o Tiago, tiene condiciones para convertirse en un escándalo de jugador. De Koke esperamos otro paso más en su meteórica carrera, no tanto deportivo –que a buen seguro lo dará- sino de peso y responsabilidad dentro de la plantilla. A Arda, genio y figura, solo le pediremos mantener la magia y un poco de fortuna para mantener el tono físico y no perderse partidos importantes.

Arriba, la revolución. Con la salvedad de Raúl García, el hombre que pasó de la pitada a la ovación sin más arma que aquello que le pesa entre las piernas, todo cambia. Llega un Mario Mandzukic al que se le caen los goles, en buena edad para el delantero y con ganas de demostrar que su desencuentro con Guardiola fue una anécdota. Competirá por el puesto con un Raúl Jiménez del que, por ahora, prefiero mantener el beneficio de la duda. Es joven y con ganas, nada tiene que ver con esto su polémico pasado tuitero, pero necesitará algo más para conseguir minutos de calidad.

Para el final, pero no menos importantes, dos futbolistas de los que, en mi opinión, dependerá el devenir real del Atlético de Madrid en la nueva campaña: Antoine Griezmann y Alessio Cerci. Rápidos y con calidad, si son capaces de asumir la responsabilidad y convertirse en referentes del equipo, las expectativas de este equipo pueden asemejarse, por utópico que parezca, a las del curso pasado.

El reto de lograr el más difícil todavía es tan apasionante como peligroso. Las arriesgadas piruetas de los últimos cursos hacen complicado sorprender al público aunque, si la cuerda floja falla y el funámbulo pierde el equilibrio, hay red más que de sobra para proteger la caída. Se la ha ganado más que de sobra tras tres gloriosos años de vino y rosas.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (1)

  1. Repetir lo de años anteriores, va ser mas complicado que nunca, las piedras en el camino cada vez van a ser mas grandes, si se hubiese mantenido el equipo del año pasado y con dos o tres refuerzos como los que han llegado se le podría exigir mucho al equipo, lamentablemente no es así, por lo que hay que ser cautos ir partido a partido y ver como se desarrollan los acontecimientos.
    Hay que ser exigente en esfuerzo y compromiso, la realidad es ser terceros y darlo lo máximo en las competiciones del KO.