Un balón largo, muy largo, de esos que debe joder correr a por ellos, y más después de 116 minutos de partido. Ningún jugador correría tras de él. Ninguno que no se llame Kun Agüero. Él sí, lo hemos visto decenas de veces. El corre detrás de todos los pases que se antojan imposibles para cualquier mortal.