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Sánchez Pizjuán, domingo 5 de noviembre de 2005, se quita el chandal y espera al lado del cuarto árbitro para salir un joven y nervioso chaval. 18 años y medio. Sólo tres jugadores más jóvenes que él habían debutado con la rojiblanca en más de 100 años de historia. Uno de esos canteranos históricos está sobre el campo en ese momento, Fernando Torres, que además porta el brazalete de capitán y le hace un gesto de ánimo «¡Vamos Mario!» parece decirle. Intenta calmar los nervios moviendo las piernas para que no le tiemblen; a él siempre le gusta aparentar calma.

Con más inquietud de la necesaria y de la merecida el Atlético se clasificó para las semifinales de la Copa del Rey. Sin jugar un gran partido se demostró que cuando los artistas quieren pueden hacer un partido sin florituras, sin alardes, bien; pero un partido serio con numerosas oportunidades.

Acudía la parroquia rojiblanca por las diferentes calles que dan acceso al estadio Calderón con el ánimo encendido tras la serie de victorias conseguidas en Liga y la clasificación de la Copa. Se escuchaban cánticos de ¡Atleti!, ¡Atleti!, como en las mejores ocasiones. La afición ve factible la posibilidad de conseguir un campeonato y eso no es algo habitual en esta época de la vida de un club, otrora serio y presitigioso.

… al equipo cuando el próximo sábado juegue de nuevo en el Calderón. Así los futbolistas sentirán que juegan fuera de casa y ganaremos.

Porque hay que ver cómo cambia el equipo cuando juega fuera. Hoy ha sido un partido tranquilo aunque el Celta ha achuchado más de lo que parece por el resultado, sobretodo la primera media hora de la segunda parte.