Entradas publicadas por Ennio Sotanaz

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El equipo del diablo

alineación Milan

En 1891 Herbert Kilpin, un inglés nacido en Nottingham que trabajaba de asistente en uno de los numerosos almacenes de encajes de la ciudad británica y que también actuaba de esforzado defensa en el Notts Olympic local (y más tarde en el equipo de la parroquia de St. Andrews), decidió aceptar la propuesta que le hizo Edoardo Bosio, un empresario ítalo-suizo especializado en la industria textil y muy bien conectado con los productores de encajes locales.

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Cricket y Amateurs

A finales del siglo XIX Viena, la capital entonces del Imperio Austrohúngaro, era uno de los centros culturales del mundo. Allí convivía un crisol de nacionalidades distintas, allí pasaban muchas cosas y allí la minoría inglesa residente creó un club de Cricket en 1892. Ese confuso deporte, tan incomprensible en esa parte del mundo que no se vio afectada por la onda expansiva británica, no pareció tampoco cuajar entre una comunidad vienesa local

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Tripeiros y dragones

En el siglo XVII, durante una de las frecuentes guerras entre Inglaterra y Francia, la escasez de vino en las islas británicas obligó a que los ingleses recurrieran a uno de sus aliados históricos (los portugueses) como fuente de suministro. Los vinos del alto Duero comenzaron entonces a ser populares en la Pérfida Albión y algunos comerciantes británicos acabarían comercializando el vino de la zona de Oporto en sus dominios. Es precisamente en esos años en los que se data el origen del conocido como Vinho do Porto, una variedad original de la zona que utiliza brandy durante la fermentación de la uva y que extiende el nombre de la ciudad portuguesa por todo el mundo.

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Stalinets de Leningrado

Alineación Zenit San Petersburgo

En pleno siglo XVII y condicionado por el estancamiento económico que sufría un imperio ruso aislado geográficamente, el joven zar, Pedro I el Grande, decidió extender sus dominios buscando una salida al mar que empujara sus aspiraciones expansionistas. Bloqueada la vía del sur, al tener enfrente un poderoso imperio otomano que lo impedía, decidió entonces unirse a daneses, noruegos, sajones, polacos, lituanos… para declarar la guerra a los suecos y buscar una salida por el Báltico.

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Meretrices

Radamel Falcao con la bufanda del Atlético de Madrid

La primera vez que vi a Falcao con la camiseta del Atlético de Madrid todavía me dolía esa víscera tan en desuso en los tiempos modernos que algunos llaman corazón. Me ocurrió lo mismo cuando vi por primera vez a Forlán o a Courtois o a Agüero. No piensen por tanto que hablo exclusivamente del colombiano. Mientras a mi alrededor el grueso de aficionados entiende perfectamente ese nutrido ramillete de tesis que explican “perfectamente” la salida de los ídolos del Atleti.

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Los tártaros de Rusia

Cuando a uno de joven le enseñaban geografía en la escuela, el límite oriental que definía Europa estaba localizado en los montes Urales. Esto chocaba luego con la lógica cuando en la misma clase nos decían que Rusia era un país europeo y en el mapa los Urales caían en mitad de ese enorme “país” que llegaba hasta el Océano Pacífico. Quizá esa confusión venía dada por la propia definición de Rusia que manejábamos entonces, que es la misma confusión con la definición de Rusia que manejábamos ahora. Entonces URSS, hoy Federación Rusa.

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Siervos de la gleba

El pasado lunes la jet-set del balompié galáctico se daba cita en Zurich para realizar el anual ejercicio de onanismo y placentero masaje de soberbia por el cual los mandamases del fútbol se votan a sí mismos para que, “democráticamente”, la pléyade se dé cuenta de quién es el que dirige el mundo. Un engendro, eso que llaman Balón de Oro, que lejos de ser el acontecimiento futbolístico de importancia y rigor universal que nuestros amigos de la prensa quieren hacernos ver,