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El viernes se sortearon los enfrentamientos para la edición 2013 / 2014 del Campeonato de España en el estadio Vicente Calderón. En un ratito quedaron decididos todos los emparejamientos desde los dieciseisavos hasta las semifinales. Adiós a la emoción de los sorteos después de cada eliminatoria. Es la primera perversión de la competición, no la última.

Tienen la virtud los dirigentes del fútbol español, los de la RFEF -Real Federación Española de Fútbol- y los de la LFP -Liga de Fútbol Prostituida- de poner todo su empeño en cargárselo. De momento no lo han conseguido, aunque nadie podría aventurar que no lo terminarán logrando, no por su inteligencia, que no les da para tanto, sino por su insistencia.

Causa una profunda ira que la competición ideada para igualar a todos los clubes participantes sea un torneo con un sorteo tan amañado y teleprogramado. Se han cargado la esencia del Campeonato de España desde hace mucho tiempo. Los clubes poderosos han impuesto sus criterios y sus condiciones dejando para los modestos las migajas que puedan caerles de las opulentas mesas si tienen la suerte de enfrentarse a ellos en alguna ronda. Uno mira para Inglaterra y contempla con envidia cómo organizan la FA Cup.

La momia Villar y el ínclito Tebas no están solos. Una buena parte del periodismo deportivo estaría encantado con que todas las finales de aquí hasta el siglo XXII fueran Real Madrid – Barcelona. Así tendrían más motivos, como si les importaran, para dedicar más tiempo, si eso es posible, y sacar más carnaza al mercado, si es que aún les queda en los almacenes, del binomio Madrid – Barça.

Estandartes políticos y económicos de las oligarquías gobernantes, son los principales culpables de lo que le está ocurriendo al fútbol español. Cuentan con ventajas económicas, apoyos periodísticos, connivencias políticas, imponen sus condiciones y encima a los clubes modestos se la meten por detrás.

Foto: web de la RFEF.