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Siete goles, siete verdades

Resulta hartamente complicado realizar cualquier tipo de análisis sobre lo que el pasado sábado aconteció sobre el césped del Vicente Calderón. Cualquier palabra, cualquier frase, cualquier párrafo estará por debajo de lo que el Atlético de Madrid plasmó futbolísticamente durante 90 minutos ante un Getafe que, a nadie se le olvide, venía con la vitola de uno de los equipos revelación de la Liga. Sin embargo, sí creo que se pueden hacer algunas anotaciones, una por cada gol, de lo que este resultado deja al aficionado.

El gol más esperado. Fue el último, el más intrascendente, el que muchos se perdieron sonrientes camino del coche antes de una fría vuelta a casa, pero también el que más falta hacía. No al Atlético, pero sí a su autor. Adrián se reconciliaba con el gol tras diez meses de sequía y una sensación de estar a un paso de convertirse eterna promesa, de futbolista que pudo ser y no fue sin que nadie pueda aún explicar su proceso de desaparición. Que ese tanto sirva para devolver la confianza a uno de los grandes artífices de la Europa League de 2012.

Un tanto para el recuerdo. Venía de ser noticia por aplazar una vez más su debut con la Selección. Diego Costa había trabajado a destajo para volver a liderar a un equipo encaminado al éxito pero Simeone le puso freno a su ambición. Sin embargo, el delantero es una bestia que hace tiempo que se convirtió en indomable. Apenas se produjo su entrada al campo, desbocado cual Miura, cazó un balón en el aire para, con un escorzo para los anales, dejar sin aire a una hinchada que hace ya semanas que dejó de frotarse los ojos con sus hazañas.

Gen Cholo. Los hay que prefieren jugar antes, otros quizá prefieren esperar a ver qué hacen sus rivales. El calendario fue caprichoso y quiso que el colegiado diese inicio al Atlético-Getafe tras dos goleadas de sus dos directos rivales de las que achantan, de esas que calibran quién puede ser un aspirante serio y quien se desmaya en el intento. Los rojiblancos fueron, uno a uno, devolviendo el golpe anímico a azulgranas y madridistas hasta dejar sus resultados en meras anécdotas ante la auténtica paliza de la jornada. Todo un golpe de autoridad.

El hombre que cambió su suerte. Bien sabe Dios que un servidor estará eternamente en deuda con este santo portal de Internet hasta que pague con un artículo digno de su protagonista sobre Raúl García. Por el momento, me limito a volver a quitarme el sombrero, el peluquín y a ovacionar hasta que me sangren las manos a un jugador que tuvo opciones para salir y triunfar lejos –ya lo hizo en Pamplona- pero cuyo orgullo le llevó a acabar ganándose a quienes tiempo atrás le vilipendiaron. En silencio, sin una mala palabra y con el trabajo y el sacrificio como únicos argumentos, el navarro se ha convertido en el secundario más brillante que uno recuerda en el Vicente Calderón.

Asesino silencioso. Sin estridencias pero con números, David Villa está amortizando con creces su fichaje. Nadie duda de que su papel no es tan protagonista como el de otros en la plantilla pero con su fichaje se fichó gol y goles está consiguiendo. A la chita callando, el asturiano es ya el tercer máximo artillero de la competición con ocho tantos y, por poner un ejemplo, nadie, Neymar, Messi o Alexis incluidos, en su antiguo equipo es capaz de igualar sus registros. El Guaje sigue calibrando su revólver con la cita mundialista del próximo verano como objetivo prioritario para deleite del Atleti.

Dos puñales por las bandas. Hubo un tiempo en el que, cuando Juanfran brillaba, Filipe Luis bajaba algún peldaño su rendimiento. Si mejoraban las actuaciones del brasileño, era el español quien daba un paso atrás. Parecían dos armas condenadas a respetar su espacio sin que uno quitara el protagonismo del otro. Nadie sabe cómo ni por qué, pero de un tiempo a esta parte y casi sin darnos cuenta, ambos están rindiendo a su mejor nivel. Atrás nadie puede poner un pero donde se corta el bacalao están siendo más incisivos que nunca. Uno y otro, otro y uno, regalan a sus compañeros desdobles y balones al área que facilitan sobremanera la labor de los delanteros.

Un relax tan sorprendente como merecido. Como quien no quiere la cosa, ya hemos pasado un tercio de Liga y la fase de grupos de la Liga de Campeones. Los resultados hasta la fecha van a permitir un más que merecido descanso para algunos de los titulares en dos encuentros tan exigentes como la visita a San Petersburgo y el que se antojaba crucial último encuentro ante el Oporto en el Calderón. Tiempo para seguir engrasando un engranaje en el que parece que cada vez funcionan mejor hombres como Alderweireld o Guilavogui y minutos para disfrutar de la calidad de un Óliver Torres llamado a tener una mayor participación en la parte importante de la temporada.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (1)

  1. Estoy contigo Jorge en lo de Raúl García, a mi también me ha tocado recular y tragarme mis palabras y los pitidos que tantas veces le dediqué en el Calderón. Jamás pensé que pudiera decir esto, pero sin ser titular indiscutible, se ha convertido en un jugador imprescindible. A parte, de la educación con la que ha llevado todo, sin levantar nunca la voz, ni un reproche a la grada… BRAVO.

    A ver si esta tarde podemos ver a Óliver, Alderweireld, Guilavogui y Cebolla durante los 90 minutos. Amén de Adrián, por ver si sigue despegando.

    Un saludo desde http://www.paseomelancolicos.com.