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Ni calvo ni con tres pelucas

Diego Costa ante el Villarreal

El Atlético de Madrid cosechó ante el Villarreal en El Madrigal su segundo pinchazo de la temporada en un partido que tiene totalmente dividida a la afición colchonera en las tertulias mañaneras. El abanico de opiniones es tan grande que el descanso para el café en el curro –aquél que aún lo conserva- se ha convertido en una especie de Punto Pelota especial edición colchonera en este lunes.
Para todo aquél que, como servidor, no había visto el partido, se convertía en odisea aventurarse a saber lo que había acontecido sobre el verde.

Y es que, para unos, el empate en tierras castellonenses es un drama. El Atlético de Madrid pagó caro un error en defensa, donde añoró sobremanera a dos de sus pilares –Godín y Filipe Luis-, estuvo nulo en la creación e hizo aguas arriba. Al flamante Villa hace apenas una semana, el parón en Champions parece haberle secado el gol y Diego Costa tiene no tiene en la cabeza más que pajaritos entonando el ¡Que viva España de Manolo Escobar! Para colmo, seguirá sin enfundarse la Roja por una inoportuna lesión muscular.

El Barça está ya tres puntos por encima y, por detrás, el vecino ya incomoda a ritmo de goleadas,el Cholo no rota y el cansancio en el equipo es más que evidente en una rotación de apenas 14 jugadores. ¡Una tragedia!

Pero como si de un ring de boxeo se tratase, al otro lado se encuentra el nuevo atlético optimista, ése a quien nada ni nadie puede bajar de la nube del cholismo. Porque se empató, sí, pero allí también pincharon los de Chamartín y se mantiene la distancia con el cuarto, que es el objetivo.

Cierto es que los de arriba no rascaron bola, pero a ver quién se queja con el temporadón que están haciendo, y Juanfran cada día está más asentado y Toby, el belga, dejó destellos como ya los había dejado Josuha unos días antes. Que, por cierto, era normal bajar el pistón después del cuatro de cuatro en Europa, que ojito con este Atleti en Champions

No me negarán que ser aficionado del Atleti en estos tiempos de vino y rosas es un deporte de riesgo. Porque da gusto levantarse por las mañanas con la alegría que dan los buenos resultados, pero en el fondo de cada uno de nosotros sigue habitando ese cascarrabias que teme la vuelta del sufrimiento del pupas. Bendita bipolaridad.

Foto de Diego Costa: Club Atlético de Madrid.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (4)

  1. Nunca podré entender que, con los años que hemos pasado, haya gente que pueda criticar un empate como el de ayer. 2º en Liga a 3 puntos del ¿mejor Barça? de siempre, por delante del Madrid, clasificados matemáticamente para octavos de Champions (y como 1º de grupo)…no sé la gente qué más quiere, con lo que hay, que está bien, pero con carencias…buen artículo para mantener la cordura, a ver si la gente se aplica el cuento…

    • Lo más sorprendente de esta historia es cómo nos hemos aficionado a ese ‘caviar’ que supone estar en la élite. Como dices, hemos pasado mucho, demasiado, como para dejar de valorar lo que está haciendo este equipo por 90 minutos menos buenos.

  2. Atleti_Asturias

    Quien nos diría hace dos años que empatar fuera de casa contra el cuarto sería un mal resultado??
    Es cierto que viendo el partido da «rabia» porque lo tuvimos en las manos, pero cuando se sufre con 0-1 alguna vez la pelota cae del otro lado.
    Por otra parte hay que valorar que en una liga «normal» seríamos líderes, esto últimamente se ha convertido en una competición del KO. Con tres partidos fallados en una vuelta ya parece que estas fuera, puedes ser campeón de copa o champions con peor porcentaje de victorias. Eso no tiene sentido, si hay partidos que se pueden escapar es este

    • En una Liga normal el Atlético sería líder. En esta, seguimos siendo un estorbo para la bipolaridad de siempre. Ahí estamos cómodos, cada semana que pasa es un pedacito más de sueño que se cumple. ¡A ver hasta dónde llegamos, quizá alguno se sorprenda!