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Meretrices

Radamel Falcao con la bufanda del Atlético de Madrid

«La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza” (Franz Kafka) 

 

La primera vez que vi a Falcao con la camiseta del Atlético de Madrid todavía me dolía esa víscera tan en desuso en los tiempos modernos que algunos llaman corazón. Me ocurrió lo mismo cuando vi por primera vez a Forlán o a Courtois o a Agüero. No piensen por tanto que hablo exclusivamente del colombiano. Mientras a mi alrededor el grueso de aficionados entiende perfectamente ese nutrido ramillete de tesis que explican “perfectamente” la salida de los ídolos del Atleti, a mí se me tacha, con una socarrona y soberbia sonrisa en la mayoría de los casos, de romántico. De ingenuo. De estúpido. Sólo un estúpido puede al parecer mezclar amor y sentimientos en la putrefacta ecuación del fútbol. Intento asimilar la razón de que aficionados de fidelidad ciega, que llevan décadas pagando el abono de un equipo que durante todo ese tiempo no ha jugado ni a la taba, me intenten convencer de que es “normal” eso de irse del Atlético de Madrid para “mejorar”, pero no lo entiendo. ¿Cómo puede decirme un colchonero que es mejor estar en un sitio que no es el Atlético de Madrid? ¿Qué hacemos nosotros entonces que no nos vamos allí también?

Aclaran que yo soy aficionado y los jugadores son profesionales, como si eso lo explicase todo. Y yo tiro de referencias. De las de todo el mundo, porque todo el mundo es también profesional en algún sitio. ¿Qué es eso de ser profesional? ¿Realizar fríamente un desempeño en función de la remuneración? ¿Ceñirse a lo que se ha establecido en un acuerdo contractual llamado contrato? ¿Deberíamos entonces acordarnos de los familiares de los profesionales cada vez que fallan un gol cantado? ¿Retirarles la nómina si no cumplen objetivos? ¿Pitarles hasta la extenuación cada vez que tienen un mal partido o fallan un penalti? ¿Ignorarles fuera del estadio? Resulta que no. Resulta que nosotros entendemos que son jugadores del Atlético de Madrid con nuestro escudo al pecho y que como tales entran directamente en nuestros corazones y en nuestros sentimientos. Y claro, es diferente. Ahí sí cuenta la emoción. Cuando fallan les aplaudimos para animarles porque son de los nuestros. Y ellos se emocionan, claro, y nos devuelven los besos. Y nos quieren. Y les queremos. Y dicen exactamente las cosas que queremos escuchar creyendo además, nosotros, que lo dicen de corazón. Y resulta que consiguen un contrato publicitario porque un montón de personas que se identifican con el Atlético de Madrid, por ende, se identifica con ellos. Y compramos lo que nuestros ídolos nos dicen que hay que comprar pero lo compramos no por ser excelentes profesionales sino porque son el Atlético de Madrid.

Somos ese equipo que dobla los socios cuando baja a Segunda o que aplaude a sus jugadores cuando pierden la Copa del Rey. Aptitudes, nada profesionales, que sin embargo los “profesionales” aceptan gratuitamente como suyas. Entienden perfectamente nuestra causa cuando se besan el escudo o regalan almibaradas declaraciones que planeando lentamente delante de nuestro subconsciente aterrizan con fuerza en la parte sensible que todos y cada uno de nosotros tenemos dentro. Lo saben también cuando se suben a la grada a demostrar su amor por los colores o a pasear su colchonerismo por las calles de Madrid subidos en un autobús.

Pero llegado el momento, normalmente años antes de lo que marca ese contrato que como profesionales han firmado, deciden “mejorar”. Ese concepto tan sumamente ambiguo y maleable que se moldea según las circunstancias. “¿Tú no te irías a otro sitio si te pagaran más?”- me preguntan. Mi respuesta es lógicamente negativa. “Claro, pero tú eres aficionado y ellos profesionales”. ¿Profesionales? Hagamos un ejercicio de ficción. Supongamos que Falcao (o el que quieran) el día de su presentación hubiese dicho, con sus propias palabras, que venía al Atlético de Madrid porque era el equipo que más le pagaba y además porque en un par de años podría conseguir un contrato mejor en otro equipo más grande. Supongamos que Falcao hubiese metido los mismos goles y hubiese jugado todavía mejor pero cada vez que le hubiesen preguntado por el Atleti, su historia o su afición, hubiese dicho que no sabe de qué le están hablando y que es un tema que ni le va ni le viene. Que él sólo se pone la camiseta del Atleti por dinero y no por gusto. Que él es un profesional y que está de paso hacia otros equipos. Que ojalá pudiera algún día, como profesional, jugar en el Real Madrid porque es el mejor equipo del mundo y dónde más pagan. Que no hubiese aplaudido nunca a la grada, ni hubiese tenido esos entrañables gestos de “colchonero”, etc… Hubiese sido igual de honesto y profesional (probablemente incluso todavía más) pero me temo que su vida, emocional y económicamente hablando, hubiese sido muy diferente en Madrid. ¿Por qué no hizo todo lo anterior entonces? ¿Ha sido profesional? ¿Ha sido honesto? ¿Merece mi cariño? 

El fútbol se ha convertido en un pastiche tramposo. Un parque temático construido sobre medias verdades en el que se aplican las reglas pragmáticas y mercantiles del capitalismo más furibundo mientras se pretende vender sentimientos, pasiones, amor irracional y fantasía a través de packs homologados. Mentira. Por supuesto que mezclo los sentimientos con el fútbol. Todos los aficionados (junto con los periodistas enamorados de su profesión) deberíamos hacerlo. Acepto que de forma racional y lógica pero no aparcando el corazón en el vertedero como algo de lo que sentirse avergonzado. De otra forma que no cuenten conmigo. Si todos los agentes del fútbol nos guiásemos por las reglas del pragmatismo y la profesionalidad tan sólo un puñado de equipos tendrían aficionados. El Atleti no tendría sentido. Los aficionados al fútbol lo somos a unos colores, a unas siglas, a unos valores indeterminados, a una tradición o a algo intangible y mágico que cada uno de nosotros vemos en nuestro equipo. Fe inquebrantable de difícil explicación que desata pasiones y calidez incluso entre las personalidades más frías que pueblan la tierra. Pido a los aficionados que actúen como tales, como aficionados y no con la mentalidad de empresarios o directores deportivos que no son. El poder no nos quiere auténticos porque entonces somos imprevisibles. Mejor respondemos al cliché. Somos una cohorte de humanos que de forma irracional, reconozcámoslo, hemos decido voluntariamente regalar nuestra pasión y nuestro dinero a unos colores a través de reglas ingenuas, románticas y si quieren peregrinas. Por eso no deberían intentar explicarme los sueños con ecuaciones, integrales, escuadra y cartabón. Es estúpido. Es tramposo. Que les aplique a ellos. A mí no.

No pido tampoco que los jugadores de mi equipo sean como un aficionado entregado a la causa si no lo son o no lo sienten, pero al menos exijo que no me engañen. Que sean coherentes y consecuentes con sus propias decisiones. Si quieren ser profesionales que lo sean siempre y desde el principio, dejando claras las dudas, los objetivos y los sentimientos. Sin insultar mis creencias ni mis emociones, que son también las de otros cientos de miles, porque eso es lo que ha mantenido viva esta institución más de cien años. Si los jugadores quieren entender el club, y llevarlo tatuado en su ADN serán bienvenidos, adorados y elevados a la categoría de héroes pero eso tiene un coste y no pueden bajarse en marcha a su antojo, explicándome la realidad entonces a través de números, resultados, cifras o títulos porque no es esa la escala en la que se mide la afición, ni el amor ni los sentimientos. Eso es humillarme. Mentirme. Despreciarme. O una cosa o la otra. Si son putas que se ahorren los besos en la boca.

 

“El sentimiento es una flor delicada. Manosearla es marchitarla” (Mariano José de Larra)

Foto: colombia.com

Colchonero de corazón y cuna tratando de explicarse.
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  1. No se sabe que es mejor, si besarse el escudo o ser racional y lógico como fue Forlan, le llovieron críticas por no decir que quería el Atleti y que desde pequeñito quería jugar en el Atleti. Cuando estas en el equipo es mejor besarse el escudo, pero cuando te vas si te he visto no me acuerdo.

  2. Muchas gracias, don Ennio, por poner voz a los románticos y por compartirlo en forzaatleti. Soberbio artículo.

  3. Cierto como la vida misma. Nadie, excepto los verdaderos enamorados de unos colores, sienten algo distinto al color del dinero.

  4. Es un placer leerle, don Ennio. Poesía pura.

  5. ¡Bravo por Don Ennio!

    Un abrazo para todos

  6. Perfectamente descrito nuestros sentimientos reales.

    Un honor que sea del Atletico.

    Saludos.

  7. Admiradísimo Ennio: Estoy de acuerdo en todo, pero me parece que en este caso hay muchos factores que analizar, esto va más allá de la vountad del jugador.
    Yo tambien soy de las románticas, me gusto el futbol desde pequeña aunque en mi familia no gustase a nadie. Me gusta el aficionado que se encariña de sus jugadores y que quieren que los buenos perduren en el tiempo. Pero para juzgar tan cruelmente a un jugador , tenemos que tener en cuenta muchos aspectos, no sin antes decir que tampoco le exime de culpa, que en su justa medida también la tiene.

    Mi pregunta és ¿ tenía Falcao motivos para encariñarse y quedarse?

    Falcao es una mercancía, no lo trajeron con el fin de que estuviese mucho tiempo en el club, no te creas que se hizo pensando a largo plazo, sino, como una inversión, un negocio que salió muy rentable.
    (Se amortizó y encima dejo dinero en las arcas)

    Alos 6 meses se le puso el cartel de «se vende»

    Después de la final de Bucarest estuvieron a punto de venderlo, él se negó.

    Después de Supercopa y de marcar 5 goles en dos finales:
    GIL MARIN: Ha sido una irresponsabilidad, así, sin anestesia.

    Unas semanas después:
    CEREZO: Si pagan la claúsula el jugador no tiene ni que despedirse.

    Servilleta de Florentino:
    Cerezo: las servilletas son para verano.

    Campaña en prensa deportiva no atlética y atlética después del bajón por lesión, Iñako, Jesus Hernandez, Manolete(vete a Colombia y no vuelvas),: es momento de venderlo, lo cambiamos a pelo por este y por aquel, el atleti es mejor sin él, es mejor D.Costa, aqui el importante es Cholo, ya vendrá uno igual o mejor, insultos continuos en twitter.

    Despues del trato despectivo continuo y denigrante por parte de prensa, aficionados piperos y el propio club.

    ¿Tenía motivos para querer quedarse siempre con nosotros?

    las cuplpas hay que repartirlas, porque sino somo injustos y más sabiendo que el jugador es una mercancía con poco poder de elección

    • Estimada Rocio, me limito a escribir mi opinión y nada más lejos de mi intención que ponerme a repartir culpas. En ningún momento he negado tampoco que existan otros factores para analizar. Simplemente me he ceñido al único tema del que yo quería hablar porque no veo que nadie hable de ello. Es más, me fastidia ver como los aficionados desprecian el “romanticismo” en el fútbol y “entienden” este tipo de cosas con recursos de empresario, secretario técnico, inversores o contables. No lo soy. No lo somos. Yo voy al Calderón a soñar y no a ver balances económicos. ¿Qué están relacionados? Sí, pero cada palo que aguante su vela. Sobre todo cuando además hablamos sobre rumores y no sobre las cuentas reales que nadie conoce.

      En cualquier caso si un aficionado al Atlético de Madrid no entiende que no existe en el mundo un equipo mejor que el nuestro y que es imposible “mejorar” marchándose a otro sitio, es que o no entiende lo que es el Atlético de Madrid o no sé que hace aquí y no se va también. Otra cosa es si hablamos de tener más dinero, más títulos, de carrera profesional o de dirigentes mafiosos. No creo ser sospechoso de mirar a otro lado en lo que respecta a la gestión oscurantista y mafiosa de mi club pero me aburre tener que estar matizándolo constantemente. Por supuesto que está todo ligado pero no todo es lo mismo.

      ¿Tenía Falcao motivos para encariñarse y quedarse? ¿Tenía motivos para querer quedarse siempre con nosotros? Millones. Podría escribir un libro contestando a esa pregunta pero lo dejaré en que sí.

      No sé para los demás pero Falcao para mí nunca fue una mercancía. No creo que él mismo se considerase como tal. No creo tampoco que ningún aficionado lo tratase como tal.

      El resto de consideraciones que haces son leyendas del periodismo. Algunas sé a ciencia cierta que no son verdad (créeme) y otras, conociendo a los personajes, no me las creo. Prefiero analizar certezas que portadas de periódicos dirigidas a los aficionados del Real Madrid. En cualquier caso si Falcao no tenía motivos para encariñarse y querer irse hubiese bastado con que los hubiese hecho públicos. Así de fácil. Sale y lo dice. Viéndolo besar el escudo, ondear la bufanda, cantar con el frente o llorar en la sala de prensa, me da por pensar que por su cabeza pasaba precisamente todo lo contrario.

      Insisto: coherencia. Es lo único que pido. Nadie te pide que seas un icono ni un héroe pero si decides serlo tiene que ser con todas las consecuencias. Las buenas y las malas. Las agradables y las desagradables.

      Un saludo,

      • ¿El romanticismo en el futbol? si, siempre, y no solo en el deporte en todo, en la vida misma.
        Somos una sociedad que ha perdido los valores, la vision pura y el sentido del arte.
        Lamento haber personalizado la idea central de lo que quería epxpresar tu bello y sentido escrito. En este caso vi con los ojos de un alma dolida, enrabietada, confusa.

        Es tan poca mi habilidad para escribir y mis ideas tan desordenadas y poco estéticas que me parece que di a entender todo lo contrario de lo que quería expresar.

        Yo lo personalicé porque siento un luto, una pérdida muy grande, para mí fué muy dolorosa porque aunque soy más del atleti que de un jugador , en este caso me caló muy hondo, más que ninguno de los que han pasado por aqui, porque fuera de lo futbolístico, me transmitía algo muy especial, muy genuino, muy puro. Yo lo confieso, por eso doy el cante con el tema.

        ¿Motivos para quedarse?, De parte de nuestro escudo y lo que és la verdadera afición, por supuesto que todos,Pero sabemos que para los señores oscuros era un simple negocio y punto y lamentablemente aunque queramos separar una cosa de la otra en este caso no se puede. para entender su salida hay que mirar como fué su llegada y ellos no pueden salir ilesos.

        ¿Que se queria quedar? no lo dudo, a pesar de todo, a pesar de que sabía que algunos le querían fuera. esas lágrimas son de una separación muy dolorosa, y por lo tanto son muy significativas para mi, yo las creo. y más sabiendo que está acostumbrado a las separaciones desde que era un niño, nunca ha tenido un hogar estable, es nómada.
        El llanto tan ahogado y reiterado refleja la impotencia de tener que callar, de un adios que no se quería dar y se lleva muchas verdades con sigo.
        Lo siento, sé que el tema Falcao ya cansa, ya se fué, para muchos será uno más que vistió nuestra camiseta y que habra que echarle tierra, ami me va a costar.
        Que sigan siendo felices, Rocio les dice.

  8. Me olvidaba, celos de compañeros, a él se le ignoraba dentro del campo y lo peor estando en el área, yo no twitteo mientra veo un patido.

  9. Muchas gracias por los elogios. Me pone muy contento ver que hay más gente que coincide en la forma de verlo.

  10. Yo tengo sentimientos seriamente enfrentados en el asunto Falcao. En el enésimo llanto público algo me empezó a oler a chamusquina. Por otro lado, está el genial artículo de Damian Carbajo que puede dar explicación a la supuesta incoherente actitud del colombiano.
    En cualquier caso, la pregunta de «¿estaba Falcao encariñado con nosotros y quería quedarse?» sólo el jugador puede contestarla, siendo posible que ni él mismo conozca la respuesta con exactitud. Hay cuestiones en las que los seres humanos no podremos obtener respuesta en vida y el caso Falcao es una de ellas. El caso de Julio Alves es otra.

  11. Rocío, haces bien en tener tu opinión y en expresarla. Yo además te lo agradezco porque así me das la oportunidad de debatir.

    Sé que la tendencia en la sociedad últimamente es que todo el mundo se sitúe en alguna de las dos posturas diseñadas (siempre son dos) para ser antagónicas. Madrid/Barça, PP/PSOE o eso de que si no criticas siempre y en todo momento al gilismo es que estás a favor de ello. Es algo más complicado que todo eso y yo no entro en ese juego. Insisto en la misma idea: no estoy disculpando a la indirigencia mafiosa del caso Falcao. En absoluto. Ni siquiera estoy buscando al culpable de lo que ha pasado, que por otro lado es bastante más complicado que lo que dicen algunos argumentos peregrinos que por ahí escucho. Mi opinión se basa fundamentalmente en mi posición como aficionado y no en la de futbolista o dirigente. En la no inocencia del colombiano. En su complicidad en toda esta pantomima. Ese mensaje de “el pobre ha tenido que…” que parece rezumar desde la opinión pública y que me parece tan falso e hipócrita como ofensivo.

    Falcao se va exclusivamente por dinero, así de crudo. Bien es verdad que parece claro que vino exclusivamente por la misma razón. Ni siquiera juzgo este hecho. Lo que digo es que esa actitud tan aséptica y pragmática es incompatible con lo que ha hecho aquí dentro. Se ha dejado querer sin explicar que nos estábamos equivocando de ídolo. Si él no quiere mezclar sentimientos con negocios está en su derecho pero que no los mezcle nunca entonces. Que no abuse de nuestra inocencia desde el Olimpo de los dioses para luego decirnos que todo era una mentira que nos hemos tragado.

    A mí Falcao, como persona, no me ha calado nada. Excelente jugador. Punto. Recordaré sus goles pero él ya está olvidado. Uno de tantos mercenarios que ha pasado por aquí. Espero, como a cualquier otro potencial enemigo del Atleti, que a partir de ahora deportivamente le salga todo mal e inicie su declive profesional acelerado para acabar en una esquina del mundo con todo ese dinero que tan profesionalmente ha ganado.

    Un saludo,

  12. El fútbol siempre ha sido así. Futbolistas que sintiendo la camiseta han de marchar, recuerda Peiró. Y otros, figuras rojiblancas de prestigio, como Collar, que deciden irse. Por dinero, por fama, por títulos, todos se van, se fueron. Pregunta ficcional a responder con la mano en el corazón: si has de escoger entre un euromillon de 20 mill de € o ganar la décima copa del rey en el bernabeu, que escoges? Habría que entender la ficción como real para poder responder honestamente. En el fútbol no hay románticos, y si alguien lo es… No entiende de esto.