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El último gran asalto cumple un cuarto de siglo

Liga
Jornada 10

Real Madrid Real Madrid 0

Atlético Atlético 4

Real Madrid: Buyo, Chendo, Sanchís (Santillana, 77'), Tendillo, Solana, Míchel, Jankovic, Martín Vázquez, Gordillo (Llorente, 56'), Butragueño, Hugo Sánchez

Atlético: Abel, Tomás, Goikoetxea, Arteche, Juan Carlos, Eusebio (Quique, 58'), Alemão, Landáburu, López Ufarte, Julio Salinas (Setién, 76'), Futre

Goles Goles

0-1 Julio Salinas (10')
0-2 Futre (51')
0-3 López Ufarte (74')
0-4 López Ufarte (84')

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Resulta una afición tan placentera como masoquista  echar la vista atrás ante un acontecimiento pasado para, con un suspiro y un “¡qué viejos somos!”,  dar irremediablemente por perdida la batalla contra los años. Si como en el caso de hoy, además, este viaje en el tiempo sirve para confirmar el popular dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor, parece como que nos hacemos más viejos, más gordos, más calvos. Y si se trata de mirar atrás en esto del Atleti resulta que, pese al maquillaje, estamos más hechos polvo que nunca.

Y es que hoy se cumplen ni más ni menos que 25 años de una victoria épica, luchada a cara de perro, de las que forjan la leyenda de un gran club en casa del eterno rival. Quizá era un Real Madrid con menos glamour, kilates y menos olor a Channel y más a sudor que el actual, pero aquella Quinta del Buitre, aquel mexicano que decidió pasarse al lado equivocado del río y aquellas dos flamantes Copas de la UEFA en sus vitrinas (curiosa la importancia que se le daba a ese título entonces y la que se le quiere dar ahora) metían miedo a cualquiera que osase pasar por Chamartín.

Los blancos venían de ganar dos Ligas, ganarían esa y ganarían dos más a continuación sellando una hegemonía casi sin precedentes en el fútbol español. Pero, por aquel entonces en el Atleti no se estilaba la palabra miedo, ni respeto. Se fuese inferior o superior el fracaso y la derrota no cabían en un diccionario compuesto por términos ligados a la gloria, el triunfo y la grandeza.

Aquella batalla del 7 de noviembre de 1987 se comenzó a librar mucho antes del pitido inicial porque la rivalidad, mal entendida por algunos, llevó a algunos indeseables a apedrear el autobús del Real Madrid a su paso por Herrera Oria en un acto tan criticado por los medios de la época como por un Jesús Gil que se desvirgaba en eso de los derbis en casa ajena.

La tarde-noche en Madrid hacía que se maridasen todos los ingredientes para hacer la lucha más encarnizada aún. Una lluvia pesada había dejado el terreno de juego casi impracticable, solo apto para luchadores sin escrúpulos muy alejados de los actuales modelos de botas multicolores. Allí, en medio del fango, los Arteche, Goicoechea, López Ufarte y Landáburu disfrutaban de lo lindo interpretando a la perfección un sistema diseñado por César Luis Menotti, un argentino que, como el actual, gustaba del fútbol eléctrico y de rápidas transiciones tras achicar espacios al rival.

No había hecho más que comenzar un incesante intercambio de golpes cuando Julio Salinas, ágil y rápido como no se le recordaría en aquel fatídico mano a mano del Mundial del 94, se deshizo de la defensa superando a Paco Buyo. El gol, unido a la absurda expulsión de Jankovic por una infantil protesta a Enríquez Negreira, desarboló al líder, al campeón, al equipo de los Butragueño, Míchel, Hugo Sánchez y compañía, que pedían el descanso prácticamente suplicando ante un verdugo rojiblanco que disfrutaba de esa agonía mientras afilaba su hacha.

Tras la reanudación, lo que hubiera sido un empate injusto en tiempos actuales, se convirtió en una obra de arte en rojo y blanco. Porque por aquel entonces, el portugués habilidoso que se llevaba todas las portadas del planeta fútbol llevaba un oso y un madroño en su pecho y se inventó un gol de bandera ante su archienemigo Buyo. Aquel episodio de su particular historia caería del lado de Paulo.

Lejos de conformarse con una victoria que les acercaba a solo un punto del liderato blanco, el Atleti machacó al Madrid ante la incredulidad de una hinchada madridista poco acostumbrada a visitantes tan impertinentes. Una lluvia de almohadillas caía sobre el área de Abel mientras López Ufarte, en su noche más dorada como rojiblanco, hacía dos goles más para el recuerdo.

Desde aquel día, apenas cuatro victorias más en 45 partidos. Como si de una maldición se tratase, desde aquella plomiza noche los derbis ya no son los mismos. Quizá sea solo una mala racha que pueda romperse pronto. En menos de un mes hay un nuevo capítulo que escribir.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (6)

  1. George_olmos

    Siempre recordaré aquel descanso y las preguntas a Julio Salinas «Julio, terreno de juego fatal condiciones ¿no?» Julio Salinas «Que va está inmejorable».

    • Jorge Ordás

      Muy grande, tocayo. A esta gente le daba igual cómo estuviera el césped o quién fuera el rival. La historia era ganar, golear, pasar por encima…

  2. Me enorgullezco de haber reconocido a Gárate en la retransmisión. Sobre este partido, en los DVD’s del centenario, Arteche decía que le daba rabia porque pudieron haberles metido 8. Vaya espíritu competitivo. Y además viendo el partido realmente tenía razón. Gracias

    • Jorge Ordás

      Efectivamente, creo que es Gárate el que aparece en la retransmisión. La diferencia de mentalidad era la clave para ser tan grandes entonces y tan pequeños años más tarde

  3. No pude ver ese partido por circunstancias personales, y mire usted que me dio rabia.

    ¡Vaya baño que les dimos! A ver si este año toca darles uno así o similar.

    ¡Qué foto!, oiga, ¡qué foto!

  4. Recuerdo que la excusa de la prensa madridista fue el estado del terreno de juego(para lo dos por igual) y el cansancio, ya que creo recordar que el R.Madrid había jugado una eliminatoria europea anteriormente. Lamentables escusas siempre que se perdía contra un rival, pero esta vez no solo fue una derrota, sino una soberana paliza de un atletico que les paso por encima en todos los aspectos.
    Un equipo el del atletico que por nombres era envidiable, otra cosa es que tenía dos o tres jugadores en la cuesta abajo de su vida deportiva(Lopez Ufarte, Goico). Ademas de resaltar a los que han nombrado(Futre, Julio Salinas, Landaburu), siempre me ha encantado un jugador fuera de serie en su puesto: Alemao(que pedazo jugador de futbol).

    Un abrazo.