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La Santa Semana del Atlético de Madrid

Llega un punto en cada temporada para el Atlético en el que se juega el todo o nada. Queramos o no, en los últimos años (décadas) el equipo rojiblanco ha llegado a la parte de la campaña donde se reparte el arroz siempre con los deberes sin hacer. Como aquel estudiante que, pudiendo optar al sobresaliente, dejaba todo para el último día, conformándose con el cinco ‘raspao’ en forma de clasificación para Europa desde la séptima plaza.

El primero de esos exámenes, lo contamos en esta página, se jugó en febrero. El equipo pasó sin pena ni gloria por una parte exigente del calendario y ni se subió al carro europeo ni lo dejó escapar. Más por demérito de nuestros rivales por Europa que por méritos de un equipo que se dejó innecesarios puntos en El Molinón y El Sardinero. Otro mediocre cinco para el expediente de un alumno que nunca logrará el reconocimiento de sus profesores.

Ahora llega otra prueba, más exigente si cabe que la anterior debido a que el todo o nada se juega en apenas tres partidos. Tres choques en el equipo puede quedar respaldado de cara al último tramo o que puede dejar paso a un nuevo año de mediocridad y lucha por la nada pese a contar con mejores jugadores y mejor presupuesto que un 90% de los equipos de la Liga.

El destino, siempre caprichoso, ha querido que este nuevo reto coincida con la Semana Santa. Bien haría la parroquia colchonera si sacase en procesión a los Gárate, Adelardo, Ben Barek, Escudero y compañía para saber que aquello en lo que creemos dista varios años luz de lo que tenemos que comulgar domingo sí, domingo también. La vigilia rojiblanca pasa por tres rivales: Hannover, Levante y Real Madrid.

La primera, providencial. El Atlético sacó un 2-1 que nadie hubiera firmado antes del encuentro pero que supo a gloria gracias a una obra de arte de un resucitado Salvio casi sobre la bocina. La empresa no será fácil, ya que la solidez de los equipos alemanes es capaz de desactivar la ordenada anarquía del Atlético de Madrid. 90 minutos por delante en los que se juega el poder volver a codearse con los más grandes en la Europa League.

Sin tiempo para coger aire, visita a Levante. El partido no hubiera tenido más historia de no ser por la maravillosa temporada del conjunto granota, que no se ha despegado de los puestos de Liga de Campeones en todo el año. Su veteranía e ilusión será otro duro escollo para los de Simeone si quieren seguir aferrados al clavo ardiendo de la cuarta plaza.

Y el postre, la guinda del pastel, llega el próximo miércoles. En un día y hora capaz de reventar uno de los partidos más apasionantes del campeonato, la Liga ha querido que el gran derbi se juegue entre semana y a las diez de la noche. Poco creo que importe dormir alguna hora menos esa noche y renunciar a verlo por televisión si se tiene la posibilidad de convertir el Vicente Calderón en una olla a presión. La ocasión lo merece, los aficionados rivales miran esa fecha con respeto y son ya muchos años sin alegrías en estos partidos.

Tres citas, tres exámenes en los que se puede pasar de curso o repetir en la mediocridad de los últimos años buscando una nueva heroica en los últimos cinco partidos a vida o muerte. Para entonces, el pescado puede estar ya vendido y en esta Liga no hay tiempo para constantes reválidas.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

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